Cuando descubrió la contraseña de su casilla de mails descubrió mucho más que la contraseña de su casilla de mails.

-¡Holaaaaa!

-¿Perdón?

-Soy Vane.

-Mmmm.

-Vane. Tu ex.

-Disculpame.

-¿No te acordás?

-No. Lo lamento.

-¿Me olvidaste?

-Parece que sí.

En el testamento le dejó una pequeña cajita.
Ahí estaban todas las cartas que nunca se atrevió a mandarle.

-¿Me querés?
-No. Ya no.

Los dos tenían la particularidad de hablar mientras dormían.

Y esos fueron los ochenta días más tristes y solitarios de su vida.

Existe una ciudad donde la luna nunca sale y donde nadie se enamora.

En silencio levantan la mesa. Queda un vaso por recoger.
Él, lo ve medio lleno. Ella, medio vacío.

Le entregó la carta. Ella lloró.
El falso cartero volvió a su casa. Se quitó el falso bigote. También lloró.

Explotar burbujas de plástico.
Pronunciar “Torronchole”
Adivinar la hora.
Tocar algo áspero.

Las pequeñas cosas lo hacían feliz.

Los pájaros lo vieron triste. Se aferraron fuertemente, agitaron las alas y llevaron al espantapájaros a volar por los campos.

Lentamente, estoy olvidando recuerdos guardados.
Lentamente, estoy olvidando recuerdos.
Lentamente, estoy olvidando.
Lentamente, estoy.
Lentamente.